15 de Octubre, Fiesta de Santa Teresa de Jesús
Señor nuestro Jesucristo, que por el amor que tenías a santa Teresa, la
encargaste que mirase por tu honra, porque tu honra es su honra y la tuya suya.
Aquí nos tienes con deseos de complacerte consagrando este día a honrar a
nuestra especial protectora santa Teresa.
Dia 1º
Oraciones para todos los días
Por la señal de la Santa Cruz, de nuestros enemigos, líbranos Señor Dios
nuestro. En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amen
Señor nuestro Jesucristo, que por el amor que tenías a santa Teresa, la
encargaste que mirase por tu honra, porque tu honra es su honra y la tuya suya.
Aquí nos tienes con deseos de complacerte consagrando este día a honrar a
nuestra especial protectora santa Teresa de Jesús.
Todos: Acepta, Señor nuestra oración en satisfacción de los pecados
cometidos, y en agradecimiento por todos los beneficios. Te pedimos por los
méritos de santa Teresa la conversión de los pecadores, la perseverancia de los
justo, y que sobre cada uno de nosotros se cumplan los designios amorosos de tu
corazón.
Lector: Santa Madre Teresa de Jesús, que supiste dar gusto a todos,
cuando vivías en el mundo, siendo por ello muy querida por cuantos te
conocieron, ahora que vives en el cielo querrás favorecernos con mayor razón.
Todos: Por eso te pedimos confiados, que sepamos aprovecharnos de tu
doctrina, para desear las cosas celestiales y despreciar lo que puede
apartarnos del bien, viviendo como Tu viviste y muriendo como Tú, purificados
por el amor de nuestro Dios y Señor
Meditación para el día primero: Amor a Dios
Amar a Dios sobre todas las cosas,es el primer mandamiento y la primra
exigencia que tenemos ante Dios. Dios nos ha amado primero, y debemos
corresponderle con amor. A veces tenemos amor para todos menos para El. Los que
de verdad le quieren, buscan darle gusto en todo y le sirven con justicia,
fortaleza y humildad. No está el amor en sentimiento, sino en la determinación
de hacer y padecer por El lo que se nos ofrezca, a imitación de santa Teresa de
Jesús.
Oración final:
Movidos por la promesa que hiciste a santa Teresa de no negar lo que
ella te pidiese, acudimos a Ti con la confianza de que nos concederás, por su
intercesión, aumento de gracia y de virtudes.
Diste palabra, Dios mío, y tu palabra no puede faltar. Tú dijiste: los
cielos y la tierra pasarán, más mis palabras no faltará. Sé, Señor fiel a tu
promesa, concediéndonos lo que pedimos.
Santa Madre Teresa, alcánzanos de Jesús, un corazón como el tuyo,
totalmente de Dios, en vida, en muerte y por toda la eternidad.
Dia 2º
Meditación para el día segundo: Santa Teresa,
Maestra de oración
Orar es tratar con Dios como con un amigo, que nos ama. Es entender qué
hablamos y con quién. Pensar lo poco que le hemos servido y lo que le debemos
servir. La oración es el medio de alcanzar todas las virtudes y lo más
necesario para nosotros. La vida de santa Teresa fue una oración continua.
Procuraba lo más posible traer a Jesucristo dentro de sí. Orando venció las
tentaciones y fortaleció su fe, esperanza y caridad.
Dia 3º
Meditación para el día 3º: Santa Teresa de
Jesús agradecida
La gratitud es una virtud que recompensa con el deseo y con las obras el
beneficio recibido.- Aumenta en nosotros el amor a Dios. Le ama más quien
reconoce que todo lo que tiene se lo debe gratuitamente a El. Santa Teresa supo
agradecer el más pequeño favor. Imitando a Cristo, fue agradecida hasta con los
que la ofendían, porque le daban ocasión de practicar la caridad y la
paciencia.
¿Damos gracias al Señor por los beneficios recibidos? Imitemos a santa
Teresa y no seamos ingratos.
Día 4º
Meditación para el día 4º: Amor de santa
Teresa a Jesús Sacramentado
Jesús en la Eucaristía es el regalo más maravilloso de Dios a los
hombres, la manifestación de su corazón de Padre, el remedio de todos nuestros
males. Se quedó con nosotros para no dejarnos solos; y para transformarnos en
El, se covirtió en alimento. Santa Teresa supo agradecer la presencia
sacramental del Señor. Todos sus afanes consistieron en procurarle nuevos
templos, y, sobre todo, en recibirle cada día con fe, pureza y amor.
¿Cuál es nuestro amor y agradecimiento a Jesús Sacramentado? ¿Estamos
convencidos de que en El hallaremos todo, que es víctima por nuestros pecados,
pan y fuerza, acción de gracias al Padre por sus beneficios? A pesar de
nuestras miserias, acerquémonos a la Eucaristía y recibamos a Jesús, con gran
amor, humildad y agradecimiento.
Día 5º
Meditación para el día 5º: Amor de santa
Teresa al prójimo
El amor a los hermanos es el camino más rápido para llegar a Dios- La
prueba mejor de que le amamos. Es la síntesis de todas las virtudes, porque es
sufrido, benigno, no tiene envidia, no es soberbio ni ambicioso, se alegra con
la verdad, todo lo tolera, todo lo cree, todo lo espera- Santa Teresa manifestó
su amor al prójimo, y de un modo especial con los que estaban en pecado y con
los que le injuriaban y ofendían. Su venganza para con estos era amarlos más y
encomendarlos Dios con mayor fervor.
¿Amamos a nuestros hermanos? Si no lo hacemos, es porque no vemos al
prójimo como imagen de Dios, como hijo y obra suya. Pecar contra el hermano es
pecar contra Cristo, y hacerle bien es hacer bien a Cristo, del cual es un
miembro vivo. El mandamiento principal del Señor es el amor al prójimo. ¿Cómo
podremos, entonces, dejar de amarle?
Día 6º
Meditación para el día 6º: Amor de santa
Teresa a la Virgen María
María es el resumen de todas las gracias que una criatura puede recibir
de Dios. Es Madre y una madre se desvive por el bien de sus hijos. Es virgen, y
por eso comunica hermosura y pureza. El amor a María en santa Teresa fue uno de
sus distintivos, después del que tuvo a Dios. A Ella acudió en las dudas, en
las tentaciones, en los peligros, en los sufrimientos y en todos los momentos
decisivos de su vida.
La devoción a María es señal de salvación y adelantamiento en la virtud.
Antes perderlo todo que dejarla de amar y servir. Acudamos a Ella con la
confianza de un hijo. Pidámosle, como santa Teresa, que nos dé la perseverancia
en su amor y servicio y que nunca nos abandone.
Día 7º
Meditación para el día 7º: Amor de santa Teresa
a San José
San José es el santo de la humildad, de la oración, del recogimiento, de
la vida interior. El santo más amado y honrado de Dios, el que socorre en todas
las necesidades, el que enseña a orar, para no errar en el camino del cielo.
Santa Teresa quería que todos fueran devotos de San José, por la experiencia que
tenía de los bienes que alcanza de Dios. Entre otros, que le concediera la
salud, cuando se veía a punto de morir, sin solución de los médicos.
La devoción a San José debe ocupar un lugar preferente en nuestra vida,
para imitar a Jesús y a María al que le estuvieron encomendados, y para seguir
las enseñanzas de la Iglesia que lo ha nombrado su Patrón universal.
Día 8º
Meditación para el día 8º: Humildad de Santa
Teresa
La humildad es el conocimiento de nuestra miseria junto a una confianza
grande en el Señor, que todo lo puede y nos quiere ayudar. La verdadera humildad
no inquieta, ni turba, ni acongoja el alma, sino la dilata y hace más hábil
para servir a Dios. Comunica paz y sosiego. Engendra la generosidad y la
confianza en Dios, porque no puede haber humildad sin amor, ni amor sin
humildad. Santa Teresa entendió de verdad que sólo los pecados eran hierba de
su huerta, y que al Señor debía todo el bien que obraba.
¿Somos humildes? ¿Estamos convencidos de que no podemos nada por
nosotros mismos, pero que podemos cosas grandes apoyados en Dios? Imitemos a
Santa Teresa que supo reconocer la verdad de las palabras de Cristo: "Sin
Mi nada podeís hacer", junto con aquello de San Pablo:" Todo lo puedo
en Dios que me conforta".
Día 9º
Meditación para el día 9º: Paciencia y
mortificación de santa Teresa
La paciencia nos enseña a tolerar con igualdad de ánimo y hasta con
alegría los males de la vida. La mortificación sirve de medio para alcanzar
todas las virtudes, que no llegan a poseerse sin esfuerzo. Con la paciencia y
mortificación. dice santa Teresa, nos vencemos a nosotros mismos y tenemos paz.
Ella tomó como lema: O padecer o morir, y creía que su vida era inútil si no padecía
para Dios.
El merecer no está en gozar, sino en obrar padecer y amar. Repasemos
nuestro amor al padecer y podremos deducir nuestro aprovechamiento en la
virtud. Para llegar hasta conseguir alegría en los sufrimientos, pensemos en el
premio, en la corona, en la salud que por ellos se alcanza. Pidámoslo por
intercesión de Santa Teresa.
No hay comentarios:
Publicar un comentario