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lunes, 7 de noviembre de 2016

8 de Noviembre, Santa Isabel de la Trinidad

                        Santa Isabel de la Trinidad y el perdón

Este es el primer año que celebramos el día de Santa Isabel de la Trinidad, pues fue canonizada hace menos de un mes, el 16 de octubre, por nuestro Papa Francisco. La Iglesia nos la ha puesto como ejemplo y modelo de cristiana.


Isabel –de fuerte carácter que fue dominando con gran esfuerzo desde su infancia– se siente pecadora y necesitada del perdón de Dios. Esta necesidad del perdón divino la vive al principio de forma un poco dramática, influenciada, como hemos dicho, por la mentalidad de la época. Así se lee en su Diario:


“Después del sermón, que ha sido tan emocionante, el Padre ha recitado en alta voz el acto de contrición, durante el cual he llorado mucho. ¡Oh, Jesús, perdón! Perdón por mis pecados, por mis pasados arrebatos de ira, por mi mal ejemplo, por mi orgullo y por las faltas que cometo tan frecuentemente. Lo reconozco. No hay criatura más miserable que yo, porque me habéis dado tanto y no habéis cesado de colmarme de gracias. Perdón, Señor. ¿Cómo me atrevo a pedir perdón para los otros siendo tan culpable?… ¿Cómo no os habéis alejado de mí después de tantas ofensas? ¡Oh, Señor Jesús, mi esposo, mi vida, perdón!”

Pero lo que estremece más aún es la idea de Dios y del juicio que reinaba entonces. Así transcribe la joven Isabel en sus apuntes los sermones de su tiempo:

“¡Ah! Si la muerte es horrible porque nos parte en dos, sería una cosa poco importante si todo acabase allí. Pero hay que presentarse delante de Dios, darle cuenta de toda la vida, y esta vez no en función de padre del hijo pródigo, tan bueno y tan misericordioso, ni tampoco de Buen Pastor, sino de juez terrible e inexorable, que no perdona más…”

Pero Isabel entra en el Carmelo con 21 años. El contacto con nuestros santos: Teresa de Jesús, Juan de la Cruz, Teresita del niño Jesús (contemporánea de Isabel de la Trinidad) y con la Sagrada Escritura y la vida intensa de oración le hacen experimentar un Dios muy diferente.
Aquí vemos a una Isabel serena y confiada en la misericordia de Dios y que reconoce que “todo es gracia” (incluso el pecado) para quien vive de cara a este Dios de amor. Consciente de que en su época se vive el miedo y la culpabilidad, no duda en ser una verdadera apóstol en sus cartas a sus familiares y amistades, tratando de transmitir esta experiencia de un Dios que perdona y nos ama. Para ello usa abundantemente citas de la sagrada Escritura en las que ella ha visto expresada su experiencia de este Dios amor.

Isabel se sabe perdonada y eso le lleva a vivir en gratitud y amor a Dios. Vivamos así nuestra vida.

domingo, 6 de noviembre de 2016

14 de Noviembre - Fiesta de todos los Santos Carmelitas Descalzos



La fiesta todos los santos de la Orden asume una práctica común a la vida monástica y demás órdenes religiosas, recordar y orar por los que nos han precedido en la vida carmelitana, amar primero a Dios; rezar por los muertos, por todos los muertos, especialmente, por los domésticos, los prójimos, los parientes, los bienhechores; recordar e imitar a los Santos.

El Carmelita Bostio, en el siglo XV, afirmaba que “los verdaderos hijos o hermanos de los santos no son aquellos que están unidos con lazos de sangre, sino aquellos que imitan sus obras”. En un pequeño poema Santa Teresa invitaba a sus monjas a caminar hacia el cielo: Caminemos para el cielo, monjas del Carmelo.

Esto es lo que celebra la Orden del Carmen el 14 de noviembre con la fiesta de todo los Santos de la Orden, el fin del camino o de la peregrinación, de todos los que han vestido el hábito del Carmen, el hábito de la Virgen, y que más allá de que hayan sido canonizado o no, gozan de la presencia de Dios. Es una fiesta de gozo y alegría, pues recordamos el triunfo de aquellos a los que sentimos como hermanos, con los que hemos compartido la misma vocación en el Carmelo.

La Madre Teresa nos invitaba: “acordaos de nuestros padres santos pasados y santos ermitaños, cuya vida pretendemos imitar” y ” Tengamos delante nuestros fundadores verdaderos, que son aquellos santos padres de donde descendimos, que sabemos que por aquel camino de pobreza y humildad gozan de Dios”.

Este es el mensaje de la fiesta de los Todos los Santos de la Orden: “Ser nosotros como ellos”.



Autor: P. Javier de la Cruz

Beato Francisco María Palau, Sacerdote y Fraile Carmelita (7 de Noviembre)

Hoy se celebra la memoria de Beato Francisco María Palau


Nació en Aytona (Lérida, España) el 29 de diciembre de 1811, de familia pobre pero muy cristiana. En 1828 ingresó en el seminario de Lérida, donde estudió filosofía y teología durante cuatro años.

En 1832 vistió el hábito de carmelita teresiano en Barcelona, donde profesó en 1833. Dos años después fue incendiado el convento donde él vivía. El 2 de abril de 1836 fue ordenado sacerdote. Se entregó de lleno al apostolado y a la oración.

A pesar de las dificultades, su amor y servicio a la Iglesia lo llevan a fundar en 1860 dos congregaciones religiosas: Hermanas Carmelitas Misioneras y Hermanas Carmelitas Misioneras Teresianas, que encarnan su espíritu y hacen que el Padre Palau aún hoy siga vivo en sus hijas.

La espiritualidad y personalidad del Padre Palau se forjaron en la lucha, en una búsqueda larga y penosa que abarcó casi toda su vida. La clave de toda su vida espiritual y de su misión eclesial es el encuentro con Cristo vivo en su Cuerpo Místico, en la Iglesia.

Sirve a la Iglesia con los diferentes medios que su celo le sugiere: la predicación, la catequesis organizada, los exorcismos, la pluma como escritor y periodista. Los apostolados más variados encuentran su unidad en el ideal que los mueve: amar y servir a la Iglesia en los pobres, los enfermos, los niños, los jóvenes, las familias...

Dotado por Dios con el don de profecía y milagros, tuvo que soportar varias denuncias y juicios por las numerosas curaciones que hacía sin ser facultativo. En varias ocasiones practicó los exorcismos con el más cumplido éxito.

Fue beatificado por el papa Juan Pablo II el 24 de abril de 1988.

Su espiritualidad

La espiritualidad y personalidad del Padre Palau se forja en la lucha, en una búsqueda larga y penosa que abarca casi toda su vida. Lucha por la PAZ entre hombres que se debaten en guerras fratricidas; por la VERDAD para desterrar la ignorancia, causa de tantos desmanes; busca soluciones a los problemas de su tiempo y se compromete radicalmente con su vocación de carmelita y sacerdote.

La clave de toda su vida espiritual y de su misión eclesial es el encuentro con Cristo vivo en su Cuerpo Místico, en la Iglesia.

Busca la soledad más completa para dialogar con su "Amada". Por ella también abandona la soledad y se lanza a la acción para servirla con los diferentes medios que su celo le sugiere: la predicación, la catequesis organizada, los exorcismos, la pluma como escritor y periodista. Los apostolados más variados encuentran su unidad en el ideal que los mueve: AMAR Y SERVIR A LA IGLESIA en los pobres, los enfermos, los niños, los jóvenes, las familias...

Su mensaje
  • Que estemos siempre dispuestos a seguir a Cristo aunque nos cueste.
  • Que nos entreguemos con valentía y generosidad al servicio de los hermanos.
  • Que la soledad, la oración y el sacrificio sean la fuente de nuestro apostolado.
  • Que el amor a Cristo, a María y a la iglesia polaricen nuestra vida.
Oración
Oh Dios, que por medio de tu Espíritu, enriqueciste al Beato Francisco, presbítero, con el don insigne de la oración y de la caridad apostólica; concédenos por su intercesión, que la amada Iglesia de Cristo, resplandeciente con la belleza de María, la Virgen Madre, sea más eficazmente sacramento universal de salvación. Amén.


Tomado de: http://vidas-santas.blogspot.com/

Beata Josefa Naval, Virgen del Carmelo Seglar (6 de noviembre)

Hoy se celebra la memoria de la Carmelita Seglar Española Josefa Naval (1820-1893). 



"Almas, almas para Dios.
No quiero que se condenen.
Ayudadme a pedirlo"

Josefa Naval Girbés nació en Algemesí, arquidiócesis de Valencia, España, el 11 de diciembre de 1820.

Desde la adolescencia se consagró al Señor con voto perpetuo de castidad. Recorrió el camino de la oración y de la perfección evangélica en una vida de sencillez y de ardiente caridad.

Se dedicó con generosidad a las obras de apostolado en el ambiente de la comunidad parroquial. Hizo de su casa un taller y una escuela de oración y de virtudes evangélicas, donde se formaron numerosas jóvenes y mujeres en la sabiduría humana y espiritual.

Murió piadosamente en Algemesí el 24 de febrero de 1893. Su cuerpo se conserva en la iglesia parroquial de San Jaime, de su ciudad natal.

SU ACCIÓN APOSTÓLICA

Enseñaba a los pobres, aconsejaba a cuantos acudían a ella, restauraba la paz en las familias desunidas, organizaba en su casa reuniones con el fin de ayudar a las madres en su formación cristiana, encaminaba de nuevo a la virtud a las mujeres que se habían apartado del recto camino y amonestaba con prudencia a los pecadores. Pero la obra en la que centraba, sobre todo, sus cuidados y energías fue la educación humana y religiosa de las jóvenes, para quienes abrió en su casa una escuela gratuita de bordado, en el que era muy entendida. Aquel taller se convirtió en un centro de convivencia fraterna, oración, alabanza a Dios y explicación y profundización de la Sagrada Escritura y de las verdades eternas.

UNGIDA DE AMOR MATERNO

Con afecto maternal la Sierva de Dios fue para sus discípulas una verdadera maestra de la vida, modelo de fervoroso amor a Dios, lámpara que daba luz y calor. Les dio innumerables ejemplos de fe viva y comunicativa, de caridad diligente y alegre sumisión a la voluntad de Dios, y de los superiores, así como también de máxima solicitud por la salvación de las almas, prudencia singular, práctica constante de la humildad, pobreza, silencio y paciencia en las contrariedades y dificultades. Era notorio el fervor con que cultivaba la vida interior, la oración, la meditación, la aceptación de las molestias y su devoción a la Eucaristía, a la Virgen María y a los Santos. De este modo, contribuyó eficazmente la Sierva de Dios al incremento religioso de su parroquia.

VIRGEN SEGLAR

Fue miembro de la Orden Tercera de la Virgen del Carmen y de S. Teresa de Jesús, y profesaba gran devoción a San Juan de la Cruz. En casa de María Dolores Masiá Morán, vecina de Algemesí, se conserva un cuadro de la Virgen del Carmen bordado en oro y seda por su madre Vicenta Morán, cuando tenía 9 años, bajo la dirección de la señora Pepa. Lleva esta inscripción: Nuestra Señora del Carmen Vicenta Morán Edad 9 años Año 1893. Es el año en que murió la Beata, y este bordado artístico dirigido por ella es una de las últimas muestras de su devoción mariano carmelitana. Entregó piadosamente su alma a Dios en Algemesí el 24 de febrero de 1893. Su cuerpo se conserva en la iglesia parroquial de San Jaime, de su ciudad natal.