“Navidad en el
Carmelo”
“Navidad, Dios con nosotros”
“Navidad, misterio de Amor”
El nacimiento de Jesús atrae nuestras
miradas. Solo Él nos puede salvar. Solo Él rompe la espiral de culpabilidad que
nos lanzamos unos a otros. Exultamos de gozo, nos quedamos asombrados en
silencio, abrimos nuestro corazón a la gracia de este día. Jesús es el día
luminoso que llega a la humanidad, el día de la misericordia en el que
descubrimos la ternura de Dios, el día de la paz que reconcilia a los
pueblos.
José y María nos muestran la señal de
Dios en el pesebre, un Niño, que es el Dios con nosotros, que toma sobre sí
nuestro llanto y nos regala la alegría. Vamos corriendo con los pastores, a los
que pedimos sus ojos para ver las señales de Dios en nuestro mundo.
No es posible celebrar la Navidad sin
mirar de cerca los lugares donde sufren nuestros hermanos, soñando y trabajando
por la paz. En cada sufrimiento nace Jesús y nace la esperanza gracias a
personas que, como Jesús, ponen amor donde no lo hay y tutelan la dignidad de
toda vida humana con los gestos solidarios. El espíritu de reconciliación y
comprensión recíproca se mantienen vivos gracias a la entrega de muchos
hermanos y hermanas, que quieren estar cerca del sufrimiento y celebrar ahí la
Navidad.
Que el Espíritu de Jesús, presente en
la Navidad, nos ayude a orar mirando cada situación humana, escuchando los
gritos de dolor, compartiendo con los pobres, encontrando fuerza interior para
acompañar a los que están perdidos.
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