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sábado, 8 de abril de 2017

En camino hacia la Pascua con Santa Edith Stein













✞ En camino hacia la Pascua con Edith Stein 


La Cuaresma es un nuevo comienzo, es un camino que nos lleva a un destino seguro: la Pascua de Resurrección. 

En este sentido, Edith la podríamos definir y así se la conoce, como buscadora de la Verdad, ya que desde muy temprana edad, percibió una fuerte necesidad de encontrar aquello que realmente diera sentido a su vida y a la de todo ser humano.

En Edith, vemos un itinerario marcado por la sinceridad de planteamientos, la honestidad intelectual, una capacidad de introspección y análisis de la persona impresionantes, una apertura vital, imprescindible y necesaria para dejarse conmover y afectar por las personas y los acontecimientos.

El camino de la cuaresma constituye una fuerte llamada a la conversión, a volver a Dios de todo corazón, a no contentarse con una vida mediocre, a crecer en amistad con Dios.

Particularmente luminosas resultan estas palabras de Edith al respecto: “Dios quiere dejarse encontrar por quienes le buscan. Por principio, quiere que se le busque, creer es ya un encontrar y corresponde a un dejarse-encontrar; no solo en el sentido de que Dios nos dice algo sobre sí a través de su Palabra, sino que Él mismo se deja encontrar mediante ella.” (Caminos del conocimiento de Dios).

Edith buscaba siempre caminos nuevos que le permitiesen aspirar a una mayor comunión con los seres humanos, pensaba cómo podía servir mejor a la sociedad, se empleaba en formarse no solo para un enriquecimiento personal, sino para ser don para los demás.

Es una invitación que nos hace Edith Stein y que cada uno de nosotros hemos de descubrir en nuestro particular entorno: A cada cual Dios lleva por su propio camino, y uno llega más fácil y más rápido a la meta que el otro, lo que nosotros podemos hacer, en relación a lo que se nos da, es realmente poco. Pero debemos hacer ese poco. 

Quien procede así y persevera pacientemente, ese tal no deberá decir que sus esfuerzos son inútiles. Únicamente, no se debe poner plazo alguno al Señor.

Dice Edith a una de sus alumnas: “No eres tú sola la que cometes todos los días muchas faltas; todos las cometemos. Pero el Señor es paciente y rico en misericordia. En su Providencia también puede sacar provecho de nuestras faltas, si se las ponemos delante del altar” (Carta a Anneliese Lichtenberger. Breslau, 17 de agosto de 1931).

Acertadamente afirmará Edith: “El recuerdo de nuestros pecados es solamente bueno si está ligado en el pensamiento de la misericordia de Dios” (Resumen Ejercicios Espirituales, 3-11 septiembre de 1941). Nos da la clave, que no es otra que la confianza en la misericordia de Dios; es lo único que nos puede ayudar a vivir y atravesar las situaciones de pecado en las que todos caemos, y que no hacen sino acrisolar, purificar nuestro amor a Dios y a los hermanos.

“La luz se extingue en la oscuridad del Viernes Santo, pero se eleva esplendorosa como el sol de la gracia en la mañana de la Resurrección, ese fue el camino del Hijo de Dios hecho carne. Alcanzar con el Hijo del Hombre la gloria de la resurrección a través del sufrimiento y de la muerte es el camino para cada uno de nosotros y para toda la humanidad”.

 “Queridas Hermanas, que el Señor nos conceda vivir una intensa Semana Santa que nos lleve a gozar plenamente el triunfo de la Vida y de la Luz que es Jesucristo” 



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